30 sept 2008

CRONOLOGIA DE LA VIDA DE SAN FRANCISCO
La Llamada

1182, enero-febrero - Francisco nace en Asís, de Pedro de Bernardone y madonna Pica.

1192 aprox. - Frecuenta la escuela de los canónigos de la parroquia y hospital de San Jorge.

1196 - A los 14 años empieza trabajar en el comercio de tejidos de su padre.

1198 - La clase burguesa de Asís se subleva contra los nobles e instaura el régimen comunal.

1201, noviembre - Francisco combate con el ejército asisano contra Perusa y es apresado.

1202, noviembre - Regresa de la prisión y cae enfermo. Las pruebas le ayudan a madurar.

1205, verano - Animado por un sueño se dirige a combatir en Puglia; el Señor lo vuelve atrás en Espoleto.

1205, otoño - Una dulzura interior lo arrastra a la oración y a ser generoso con pobres y leprosos.

¿noviembre? - En San Damián Cristo desde la Cruz lo invita a reparar su Iglesia. Vende el caballo y algunas telas caras y entra en conflicto con el padre.

¿diciembre? - Tras un mes escondido, hace frente al padre, que lo encierra y lo denuncia.

1206, ¿enero? - convencido por el obispo, devuelve a su padre el dinero y toda su ropa, consagrándose al Señor. A Clara le hubiese gustado hacer lo mismo, pero tiene apenas 13 años y tiene que esperar.

Nada para el camino

1206, invierno - Breve estancia en Gubbio. Regresa a San Damián, a reparar la iglesia.

1208, 24 de febrero - Oye el Evangelio de la misión de los apóstoles (Mt 10) y lo pone en práctica, despojándose de sandalias, bastón, cintura, dinero, alforja, etc.

16 de abril - Invita a la conversión y saluda con la paz. Lo siguen los primeros compañeros: Bernardo de Quintavalle y Pedro Cattanei. Se instalan en Rivotorto.

23 de abril - Se les une fray Gil y Francisco recorre con él la Marca de Ancona.
primavera-verano - Nuevos compañeros. Los anima a pedir limosna. A falta de libros les enseña a adorar la Cruz y a rezar Padre nuestros, en vez de los salmos.
verano - Cuando ya son ocho, los envía de dos en dos por el mundo, entre grandes padecimientos y burlas de la gente, más ellos soportan todo con paciencia.

La Regla es el Evangelio

1209, invierno - Regresan a Rivotorto. Francisco compone una Regla breve, con frases del Evangelio. La nueva Orden se llamará "Hermanos Menores".

¿23 de abril? - Inocencio III aprueba oralmente la Regla.

noviembre - El emperador Otón pasa por Rivotorto y Francisco no permite que los hermanos salgan a verlo.

25 de diciembre - La Navidad cae en domingo y Francisco responde a fray Morico que ese día no sólo no hay que ayunar, sino que hasta las paredes deberían ser untadas de carne.

1210-1211 - La estrechez del lugar les obliga a abandonar Rivotorto. Se instalan en Santa María de la Porciúncula, iglesia en ruínas de los benedictinos de Asís.

1211, lunes santo - La joven y noble Clara de Asís ya tiene 18 años. Después de rechazar las propuestas matrimoniales de algunos pretendientes, una noche escapa de casa y se une a Francisco. Se retira en el monasterio de Panzo

1211-1212 - Clara, con su hermana Inés y otras compañeras, se traslada de Panzo a San Damián.

Por los caminos del mundo

1212 - Cuaresma de Francisco y los suyos en "Las Cárceles" del monte Subasio.
primavera - Previo discernimiento de Clara y Silvestre, deciden salir de Asís, de dos en dos. Francisco predica en Cannara y a los pájaros en Bevaña. primavera-verano - Con fray Maseo por la provincia de Siena y en Roma. verano-otoño - Se embarca rumbo a Siria, pero no pasa de las costas croatas.
1213, 8 de mayo - En Montefeltro el conde Orlando de Chiusi le ofrece el monte de la Verna. primavera-verano - Encuentro fraterno en Asís. Se dirige a Marruecos con fray Bernardo.

verano - 1214 verano - La enfermedad y otras dificultades le impiden llegar a Marruecos, pero recorre España y Portugal, hasta Santiago de Compostela.

1214-15 - En Asís se le unen algunos nobles y letrados: Fray Pacífico, Tomás de Celano, Juan Parenti, Alberto y Agnello de Pisa, Elías, etc.

1215, 2 de agosto - Acabada de restaurar, se consagra al culto la iglesia de la Porciúncula.
noviembre - El Santo participa en el Concilio IV de Letrán. Conoce a Santo Domingo.
1216, primavera - Por disposición conciliar se reúne el primer capítulo general oficial de la Orden l(capítulo "de los 300" en San Verecundo, Gubbio).
julio - Inocencio III, concede un privilegio "de pobreza" a Santa Clara y muere en Perusa, atendido por San Francisco, que solicita al sucesor, Honorio III, la indulgencia de la Porciúncula.

El cardenal Hugolino, protector de la Orden

1217, Pentecostés - Primer capítulo general en la Porciúncula. Creación de las provincias y elección de los ministros. Primer envío a países cristianos fuera de Italia.
junio-julio - Francisco quiere ir a Francia. El cardenal Hugolino lo detiene en Florencia y se ofrece a ayudarlo como protector de la Orden.

1218, invierno - Fracasan las misiones extranjeras. Comparecencia y predicación memorable ante el papa, que concede a Hugolino como protector. Francisco se reúne con Santo Domingo en casa del cardenal.

Pascua - Hugolino visita la Porciúncula y San Damián y se hace cargo de las clarisas.

Pentecostés - Hugolino y Santo Domingo en el capítulo general.

1219, Cuaresma - Fundación del monasterio de damianitas de Monticelli (Florencia). Hugolino y Francisco redactan para ellas unos Estatutos.

San Francisco y el sultán de Egipto

1219, Pentecostés - Primer envío de religiosos a países musulmanes.

1219-1220 - Francisco se embarca en Ancona, rumbo a Oriente. Asiste a la toma de Damieta en Egipto y, arriesgando su vida, logra entrevistarse con el Sultán Melek-el-Kamel, que quedó impresionado de la fe de aquel hombre, que le parecía "un verdadero cristiano".

1220, 16 de enero - Martirio de los cinco hermanos enviados a Marruecos. Sus restos trasladados a Coimbra animan a Fernando de Lisboa (Antonio de Pádua) a hacerse fraile Menor.

La crisis: gobernar con el ejemplo

1220, Pentecostés - Cápitulo general en ausencia de Francisco. El malestar provocado por algunas decisiones de los ministros y vicarios del Santo le obligan a regresar de Oriente antes de lo previsto. Vuelve enfermo de malaria y con una grave infección ocular.
septiembre - Hugolino lo ayuda a resolver los problemas de la Orden. El papa impone el noviciado y no acepta su renuncia al cargo de ministro general.
septiembre-octubre - Francisco, enfermo y deprimido, delega el gobierno de la Orden en un vicario: fray Pedro Cattani.

otoño - Enfermo y convaleciente en casa del obispo Guido II. Se acusa publicamente de sus faltas y se castiga duramente, para dar ejemplo.

1221, marzo - Muere el vicario Pedro Cattanei. El sucesor será fray Elías de Asís

El último capítulo "de las Esteras"

1221, Pentecostés - Último capitulo de las esteras, con 3000 participantes. Se crea la provincia de Alemania. San Antonio, destinado a Montepaolo (Forlí), se revela un gran predicador.

Austeridad, ciencia y virtud

1221, verano-otoño - El santo recorre el centro y sur de Italia. Pasa la cuaresma de San Martín en Contigliano. Huye de la vanagloria y se mortifica más de lo debido, para dar ejemplo. A un novicio que le pide un salterio, le enseña a anteponer la virtud a la ciencia. Recorre el centro y las regiones meridionales de Italia.

Un santo con depresión

1222: primavera - Francisco regresa a Asís con una fuerte depresión, manifestada, por ejemplo, en su visita a Clara y a sus hermanas reclusas en San Damián.
Pentecostés - Tenso capítulo por la presión de algunos ministros, que prefieren la Regla de San Agustín o la de San Benito.

Predicador popular

1222, primavera-verano - Recorrido por el norte de Italia. Francisco predica en Alejandría y Bolonia.

otoño - en Florencia, Poggibonsi, Siena y Sarteano (Siena), donde combate las tentaciones abrazando bolas de nieve.

Aprobación de la Regla definitiva

1223, invierno - Con fray León en Fontecolombo , para redactar la regla definitiva. Elías extravía el texto y el Santo la compone de nuevo.

primavera-verano - La enfermedad le impide ir al Capítulo, donde los ministros debían debatir el nuevo texto. La fiebre le hace delirar.

noviembre - Honorio III corrige el borrador y aprueba la Regla (bula "Solet anuere".

1223, diciembre - 1224, abril - Francisco regresa a Fontecolombo. En Greccio, representación del Nacimiento de Cristo. Permanece allí hasta la Pascua.

1224, abril-mayo - A Asís por Perusa. Dicta a fray León "la verdadera alegría". Durante el capítulo se limita a rezar y a dar buen ejemplo. Entra en vigor la nueva Regla. En adelante los capítulos serán trienales. Se crea la provincia de Inglaterra.

Crucificado con Cristo

1224, verano - Francisco se entretiene con la cigarra y el ruiseñor. Sale de Asís, se detiene en Montecasale y la Verna, donde decide hacer una Cuaresma del 15 de agosto al 29 de septiembre. El 14 de septiembre recibe en su cuerpo la impresión de las llagas.

El lobo de Gubbio

otoño - Baja de la Verna por Borgo, Sansepolcro, Montecasale, Cittá de Castello (un mes), Gubbio (los lobos), San Verecundo (la cerda y el cordero), Asís. Continúa con fray Elías por Foligno Terni y Narni. Oculta las llagas, pero el Señor las manifiesta con prodigios.

San Francisco, la paz y las criaturas

1225, invierno-primavera - Enfermo y casi ciego en San Damián. Compone el Cantico de las Criaturas. Reconcilia al obispo y al "podestá" de Asís.

Gravemente enfermo

verano-otoño - A Rieti (La Foresta, Fontecolombo) para una cura oftalmológica.

1226, invierno - A Siena, para otra intervención quirúrgica. Se agrava.

primavera - Con fray Elías en Celdas de Cortona. Nuevo agravamiento.
primavera-verano - En la Porciúncula y en un eremitorio cerca de Nocera.

Muerte y sepultura

1226, septiembre - Gravísimo en el obispado de Asís. Ultimas voluntades y el Testamento.

Finales de septiembre - Pide el traslado a la Porciúncula. Últimas bendiciones.

3 de octubre - "Bienvenida la hermana muerte".Muere desnudo en el suelo.

4 octubre - Solemnes funerales y traslado a Asís, por San Damián. Llanto de Clara y las damianitas. Fray Elías lo coloca en un sarcófago de piedra con rejas de hierro, en la iglesia de San Jorge.

Canonización y sepultura definitiva

1227, marzo. Muere Honorio III. Eligen sucesor al cardenal Hugolino, con el nombre de Gregorio IX.

1228, 16 julio - Gregorio IX canoniza a San Francisco en la explanada de la iglesia de San Jorge (plaza de Santa Clara).

17 julio - El papa coloca en la "Colina del Infierno" la primera piedra de la Basílica de San Francisco, para su sepultura, y nombra a Fray Elías responsable de la construcción.

1230, mayo - traslado del sarcófago con los restos del Santo a la nueva iglesia.

1253, abril - Inocencio IV consagra solemnemente la doble Basilica de San Francisco.

11 agosto - Muere Santa Clara. Inocencio IV preside sus funerales.

(Tomado de Fratefrancesco.org - Fr. Tomás Gálvez)

7 jul 2008

HISTORIA DEL MOVIMIENTO FRANCISCANO
"JUSTICIA Y PAZ " EN BOLIVIA

En enero del año 1983, en el contexto de una Semana Franciscana, se cuestionó el compromiso de la familia franciscana ante la realidad sociopolítica y se vio necesario crear un comité que recogiera información del trabajo hecho a nivel nacional e internacional y convocara a la I Asamblea Nacional, la cual se celebró el mes de julio de ese mismo año.

LINEAS DE ACCION
En esta Asamblea, además de elegir a la Primera Comisión Nacional, se dieron las directrices del Movimiento:
  • Concientización interna y promoción de Justicia y Paz.
  • Crear una red de formación, información y propaganda de justicia y paz, a nivel nacional e internacional.
  • Estructuras de organización: Asambleas Nacional y Departamentales, Comisiones Nacional y Departamentales y Células Locales.
  • Coordinación con organizaciones afines, civiles, eclesiásticas o religiosas.
  • Promoción de actividades concretas.

PRIORIDADES
Entre estas líneas de acción la Comisión Nacional asumió tres prioridades:

  • Promover la conversión personal y comunitaria a los valores evangélicos de Justicia y Paz.
  • Comprometer recursos personales y materiales para esta pastoral.
  • Establecer las comisiones y elaborar los estatutos.

El año 1985 fueron aprobados los estatutos por todos los superiores Mayores y Representantes de la Familia Franciscana en Bolivia que son revisados en cada asamblea General Anual del Movimiento, pues marcan las directrices y normas por las que se rige el Movimiento.
El Movimiento Franciscano Justicia y paz de Bolivia, desde el inicio, está integrado por todos los miembros de la familia franciscana de Bolivia y desde la compresión de la Fraternidad Franciscana de Bolivia, (Art. 1).

Después de más de 10 años de funcionamiento está consolidado en base a la Comisión Nacional, compuesta por hermanas/os de varios departamentos y de las diversas ramas de la familia franciscana, principalmente OFS.

Existen Comisiones Departamentales en 8 de los 9 Departamentos de Bolivia. También existe la posibilidad de conformar Células Locales, con un compromiso concreto en la promoción de estos valores, actualmente sólo existen tres Células Ecológicas (Cochabamba, Oruro y Sucre) y una Célula Jurídica, en Oruro.

a) Miembros de la Comisión Nacional del Movimiento Franciscano “Justicia y Paz” de Bolivia: Cada tres años se hace la elección, en la Asamblea Nacional. La Comisión está compuesta por un mínimo de 7 hermanas/os: Presidente/a, Vicepresidente/a y 5 vocales. Se procura que haya representación de toda la Familia Franciscana.

b) Actividades: En la Oficina Nacional se realizan diversas actividades: unas en forma coyuntural para atender los múltiples casos de denuncias que llegan; otras en forma más sistemática, para coordinar las actividades de cada departamental.

Tenemos una secretaria administrativa y un secretario ejecutivo que perciben sueldos.
La red de Solidaridad pretende buscar y dar respuesta a las demandas internacionales de solidaridad en casos de injusticia y violación de los derechos humanos, mediante la red establecida por computación.

El boletín Nacional (bimestral) lleva temas de formación e información de tareas y/u conflictos nacionales e internacionales a todo el mundo, principalmente la familia franciscana e instituciones de promoción y defensa de los derechos humanos.

Hay relaciones de solidaridad con diversas instituciones: Derechos Humanos, Amnistía Internacional, Infante, Defensa de los Niños Internacional y grupos ecológicos.

El Movimiento Franciscano “Justicia y Paz” de Bolivia, desde el inicio está integrado por todos los miembros de la familia franciscana de Bolivia y desde la conformación de la Fraternidad Franciscana de Bolivia (1993) depende de ella (Art. 1).

Desde la fundación de la Provincia Misionera san Antonio de Bolivia han habido tres coordinadores del servicio de Justicia y Paz: Hno. Ignacio Harding, Hno. Carmelo Galdós y Hno. Irineo Vargas.

c) Asambleas Generales Nacionales: Se han realizado cada año en el mes de julio, para hacer coincidir con la fecha de fundación del Movimiento, en Bolivia.

1ª.- 1983: Día 8 de julio. En el Seminario san José de Cochabamba. 51 participantes.
Se dio un informe del Comité, elegido en el mes de enero, y se señalaron las metas del Movimiento, para culminar con la elección de la Primera Comisión Nacional:

Hno. Juan José Aristi ofm, presidente;
Hno. Ignacio Harding ofm, vicepresidente
Vocales: Hno. Víctor Alberto Bartocci ofs
Nancy Salas, ofs
Antonina Turrina, fmsc
Mercedes García, fmm
Estanislao Olbrycht, ofm. Conv.

2ª.- 1985: Del 5 al 7 de julio, en Cochabamba.
Además del informe del presidente sobre el trabajo realizado, en actividades y coordinación con otras instituciones y para la elaboración de los Estatutos, se realizó un curso sobre la Doctrina Social de la Iglesia en el que disertaron: Mons. Luís Sainz, el Sr. Antonio Cabrerizo y Gregorio Iriarte omi.

3ª.- 1986: Del 19 al 21 de julio, en San Francisco - Cochabamba.
Con la presencia del animador Fray Irineo Wilges, OfM, Consejero General para América Latina se llevó a cabo la II Asamblea Nacional. También, se presentaron los informes de la Comisión Nacional y las Comisiones Departamentales. En esta oportunidad contamos con la participación del P. Julio Tumiri, Presidente de la APDHB, de la Sra. Loyola Guzmán, Presidenta de la Asociación de Familiares Desaparecidos de América Latina y del Sr. José Vallejos, de la Federación Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia.

4ª.- 1988: Del 5 al 8 de julio, en Santa Cruz en el Colegio María Goreti. El tema “La No Violencia Activa”, con Fray Alain Richard, Asesor especialista.

5ª.- 1989: Del 5 al 8 de julio, en Sucre, el tema “Capellanías Militares”, con Mons. Mario Lezana, Obispo Castrense.

6ª.- 1990: Del 4 al 8 de julio, en La Paz, el tema “Fe y Política”. A la luz del mensaje de los obispos en el documento de Puebla. Con la participación del Sr. Fernando Aguirre y la Sra. Marta Urioste de Aguirre, para las Líneas de Acción y para el tema de Ecología, con el Lic. Máximo Liberman.

7ª.- 1991: Del 5 al 8 de julio en Iroco – Oruro, tema: “La Enseñanza Social de la Iglesia” “500 años de Evangelización y pueblos indígenas”. Con la participación del Sr. Javier Illanes y Sr. Orlando Acosta.

8ª.- 1992: Del 4 al 8 de julio en el Centro Laical de la Parroquia “Nuestra Señora del Perpetuo Socorro” de Tarija. Tema: Ecología – Reverencia para la Creación. Con la participación del ecologista, Sr. Alfredo Petrov.

9ª.- 1993: Del 27 de junio al 1 de julio, en Cochabamba. El tema fue “Clara y Francisco en la realidad actual”, “Análisis de nuestra Identidad”.

10ª.-1994: Del 5 al 8 de julio, en Sucre. Con el tema: “El Sistema Judicial Penitenciario en Bolivia”.

11ª.- 1995: Del 6 al 9 de julio, en la Casa de Retiros “San Ignacio de Fe y Alegría”, Santa Cruz. Con el tema: “Francisco y Clara. La Mujer en la Sociedad”. Con participación de la Hna. Antonina Turrina, fmsc.

12ª.- 1996: Del 5 al 7 de julio, en la Casa de Retiros “San Juan de la Cruz”, de Potosí. El tema fue el “Ecumenismo”, con la participación del Sr. Moisés Morales.

13ª.-1997: Del 3 al 6 de julio, en Iroco – Oruro. Tema: “La Fraternidad Universal”. Tema preparado por la Comisión Departamental de Oruro.

14ª.- 1998: Del 5 al 8 de julio, en la “Casa de la Juventud”, de Tarija. Tema: “La No Violencia Activa”, con la participación del Hno. Ignacio Harding, ofm.

15ª.- 1999: Del 1 al 4 de julio, en Cochabamba. Tema: “La Flexibilización Laboral”, con la participación del economista Carlos Arze y el Dr. Rubén Gamarra miembros del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrícola (CEDLA).

16ª.- 2000: Del 6 al 9 de julio, en la casa de Retiros “Betania”, de Cochabamba. Tema: “Tierra, Territorio y la Ley INRA”. Para la exposición del tema contamos con la presencia de la institución “Fundación Tierra”.

17ª.- 2001: Del 5 al 8 de julio, en la casa de retiros “Fátima”, de Cochabamba. Tema: “Mecanismo de Control Social”, con la participación de la Lic. Roxana Loayza.

18ª.- 2002: Del 3 al 6 de julio, la Casa de Retiros “Rosa Gattorno”, en Cochabamba. Tema: “Reformas a la Constitución Política del Estado”, tema desarrollado por los Hnos. Enrique Vidaurre y Fidel Gutiérrez de la Departamental de Oruro.

19ª.- 2003: Del 4 al 6 de julio, en la Casa de Retiros “Fátima”, de Cochabamba. Tema: “Agua”. Como expositor del tema invitamos al Sr. Oscar Olivera, representante de la Coordinadora del Agua y la Vida.

20ª.- 2004: Del 30 de junio al 3 de julio, en la Casa de Retiros “Rosa Gattorno”, de Cochabamba. Tema: “El Trabajo”, para esta oportunidad invitamos a la Lic. María Isabel Peñaloza, de DNI, para exponer sobre el Trabajo Infantil y al Dr. Edwin Vargas, Director Departamental de la Oficina del Trabajo, para referirse a la Ley General del Trabajo.

21ª.- 2005.- Del 7 al 10 de julio, en Cochabamba. Tema: “Asamblea Constituyente”, contamos con la presencia de Marcelo Ortega, del programa Tierra de la Conferencia Episcopal de Bolivia.

22ª.- 2006.- Del 5 al 9 de julio en la casa de retiros “Treveris” de Sucre. Tema: “Autonomías Departamentales”, con la participación de la Lic. Virginia Kolle, representante de REPAC, Chuquisaca.

23ª.- 2008: Del 10 al 13 de julio, en la Casa “La Juventud”, de Cochabamba, con el tema de “La No violencia Activa”. Tema presentado por la Comisión Departamental de Cochabamba.

16 jun 2008

San Antonio de Padua

SAN ANTONIO DE PADUA
(1195 -1231)

San Antonio nació en Portugal, pero adquirió el apellido por el que lo conoce el mundo, de la ciudad italiana de Padua, donde murió y donde todavía se veneran sus reliquias.León XIII lo llamó "el santo de todo el mundo", porque su imagen y devoción se encuentran por todas partes.Llamado "Doctor Evangélico". Escribió sermones para todas las fiestas del año
"El gran peligro del cristiano es predicar y no practicar, creer pero no vivir de acuerdo con lo que se cree" -San Antonio

"Era poderoso en obras y en palabras. Su cuerpo habitaba esta tierra pero su alma vivía en el cielo" -un biógrafo de ese tiempo.


Uno de los santos que más se han granjeado el corazón y la estima del pueblo cristiano es San Antonio. Llámasele, según famosa frase de León XIII, «el santo de todo el mundo»; pero es conocido, amado e invocado preferentemente por el pueblo humilde, que ha vislumbrado en él al dispensador de los tesoros celestiales y al protector decidido de los intereses de los pobres. La historia, principalmente la más antigua biografía del Santo paduano, conocida por el nombre de Assidua, nos da en síntesis una perfecta semblanza del mismo.

BIOGRAFIA:
Escasas e imprecisas son las noticias de los primeros biógrafos sobre la cuna e infancia del Santo. Ninguno de ellos señala el año de su nacimiento, que, por conjeturas y deducciones, los autores modernos fijan entre los años 1188 y 1191. Según el más antiguo biógrafo, nació en Lisboa, ciudad «situada en los confines de la tierra», en una casa que poseían sus padres cerca y al norte de la catedral, en cuyo baptisterio recibió las aguas bautismales a los ocho días de su nacimiento, imponiéndosele el nombre de Fernando. Sus años juveniles deslizáronse en el seno de la familia, convertido en el hechizo de sus padres, por ser el primogénito y por aparecer dotado de índole buena, probidad e integridad de costumbres. Desde su más tierna edad profesó una especial devoción hacia la Virgen Santísima, a la cual se consagró y escogió por institutriz, guía y sostén de su vida y muerte. El historiador Surio dice de él que visitaba a menudo las iglesias y monasterios de la ciudad y que era compasivo con los pobres, a quienes socorría en sus necesidades.

Juntamente con la educación religiosa proveyeron sus padres a la educación intelectual de su hijo, al confiarle a los desvelos del maestrescuela de la catedral, para que lo iniciara en los rudimentos de la gramática, retórica, música, aritmética, geografía y astronomía, materias que constituían el plan de estudios de las escuelas catedralicias de aquel tiempo.

Dicen sus biógrafos que el Santo fue acometido en su juventud por la violencia de las pasiones; pero añaden que el «casto joven nunca, ni por un instante, se rindió a las exigencias de la pubertad y del placer». Estas crisis pasionales que asaltan a la juventud, y que para muchos jóvenes son el principio de una vida de pecado, fueron para el Santo la piedra de toque que le movió a encauzar su vida por otras sendas que estuvieran al abrigo del demonio de la impureza. De ahí su decisión de ingresar en el monasterio de San Vicente de Fora, situado en las afueras de Lisboa, sobre una pequeña colina, y habitado por hombres honorabilísimos por su piedad.

Dos años moró el Santo en el monasterio de San Vicente, hasta que, a causa de las frecuentes visitas de familiares y amigos que le impedían la paz y recogimiento, decidió pedir su traslado a la casa madre de Coimbra, en donde ingresó a los diecisiete años de edad. Aquí llevó una vida tan fervorosa que los antiguos biógrafos aseguran que en este tiempo escaló Fernando las cimas de la santidad. Al intenso trabajo espiritual acompañaba siempre el estudio, que consideraba como complemento y perfección de su vida de piedad. Aunque muy amplios, sus estudios tendían exclusivamente al conocimiento más perfecto de la Sagrada Escritura.

Atendiendo el ambiente político-religioso del monasterio de Santa Cruz durante los tiempos en que moró allí el Santo, sacamos la conclusión de que su santidad y ciencia fueron más bien producto de su esfuerzo personal y de la gracia que imposiciones del medio ambiente. En una atmósfera de luchas, intrigas y defecciones dolorosas vivía el joven Fernando entregado a la oración y al estudio. La virtud se robustece en la adversidad, y, lejos de escandalizarse por la conducta equívoca de algunos prohombres del monasterio, se impuso una vida más intensa de espiritualidad. Sin embargo, más de una vez soñó en la posibilidad de abrazar otro género de vida más perfecto y más al abrigo del mundanal ruido.

La vida simple de los pobrecillos hijos de San Francisco de Asís del eremitorio de San Antonio de Olivares, de Coimbra, le atraía irresistiblemente. Tuvo Fernando su primer contacto con dichos frailes al hospedarse en el monasterio los protomártires franciscanos de Marruecos, a su paso por Coimbra en dirección a África. Además, los frailes de Olivares acudían al monasterio en busca de limosna, a los que atendía el joven monje, que, según testimonio de Azevedo, tenía a su cargo la hospedería. A este cenobio fueron después traídos los cuerpos de los protomártires de Marruecos. ¿Qué impresión producirían en el ánimo de Fernando los despojos mortales de aquellos intrépidos soldados de la fe? Despertaron en él el deseo de consagrarse al apostolado entre infieles y morir mártir de Cristo. Era imposible realizar sus sueños mientras permaneciera en Santa Cruz de Coimbra, porque el monasterio no tenía en su programa de vida las misiones entre infieles y sólo podía llevarlo a cabo en el supuesto de profesar en una Orden como la franciscana; pero para efectuar este tránsito debía contar con la autorización de los superiores de ambas Ordenes.

Un día, según costumbre, los frailes de San Antonio de Olivares acudieron al monasterio en busca de limosna y Fernando, en secreto, les confió su propósito, diciéndoles: «Hermanos, recibiría con entusiasmo el hábito de vuestra Orden si me prometierais enviarme, luego de haber entrado, a tierra de sarracenos para que sea partícipe de la corona de los santos mártires». Los frailes le dieron palabra y fijaron para la mañana siguiente el ingreso en la Orden franciscana. Aquella noche, según el biógrafo más autorizado, arrancó Fernando a duras penas y a base de muchos ruegos el permiso del prior del monasterio. Con el fin de vencer dificultades de parte de sus familiares y de algunos monjes de Santa Cruz se convino en cambiar su nombre de Fernando por el de Antonio, que era el titular del eremitorio donde residían los franciscanos, y en mandarle cuanto antes a tierra de infieles. La ceremonia de la imposición de hábito al nuevo candidato fue rápida y sencilla, por razón de que el prior, el monasterio, la diócesis y todo el reino estaban en entredicho por el arzobispo de Braga, y, según el derecho, se prohibía la celebración pública de la santa misa y del oficio divino.

En el verano de 1220 vestía Antonio la librea franciscana y a primeros de noviembre desembarcaba en Marruecos. Una terrible enfermedad le retuvo todo el invierno en cama y los superiores de la misión juzgaron conveniente repatriarlo para que atendiera a su convalecencia. Con este propósito hízose a la mar; pero un recio viento empujó la nave hacia Oriente, obligándola a atracar en las costas de Sicilia. Antonio se refugió en el convento franciscano de las afueras de Mesina y de allí marchóse al Capítulo general, convocado en Asís por el seráfico fundador para el 20 de mayo de 1221. Antonio pasó inadvertido en medio de aquella multitud, de tal manera que, terminado el Capítulo, los frailes se reunieron en torno a sus provinciales y en su compañía regresaban a sus respectivas provincias, mientras él quedaba a disposición del ministro general. A ruegos del Santo el provincial de Romaña se lo llevó consigo y con su permiso retiróse al eremitorio de Monte Paolo para consagrarse a la soledad. De su vida en aquel eremitorio dice el primer biógrafo:

«Cierto fraile habíase arreglado una cueva que debía servirle de celda para retirarse allí y dedicarse a la altísima contemplación. Cuando Antonio, que iba explorando el bosque, la vio, prendóse de ella y, con muchos ruegos, se la pidió al devoto fraile, que, vencido por las reiteradas súplicas del Santo, se la cedió fraternalmente. Desde entonces todas las mañanas, después de haber tomado parte en la plegaria común, retirábase allí, llevándose consigo un poco de pan y un vaso de agua para todo el día, obligando a la carne a servir al espíritu. Pero, fiel a las prescripciones de la regla, asistía por la tarde a la conferencia espiritual que se tenía en el convento. Sucedía a menudo que, cuando al toque de la campana quería reunirse con sus hermanos, hallábase su pobre cuerpo tan debilitado por las vigilias y tan extenuado por el ayuno que se tambaleaba y rehusaba sostenerse, teniendo necesidad de apoyarse en otro hermano para poder llegar al eremitorio».

Pero aquella alma privilegiada no debía vivir sólo para sí, sino ser útil y provechosa a los demás. No quiso Dios que aquella lámpara de la ciencia y santidad permaneciese por más tiempo debajo del celemín. Y pronto presentóse la oportunidad de revelarse al mundo con ocasión de un sermón predicado en Forlí en las cuatro témporas de septiembre de 1221, ante los religiosos franciscanos y dominicos que fueron ordenados sacerdotes. A ruegos del superior habló de tal manera que todos quedaron maravillados del torrente de sabiduría que fluía de sus labios. Su ciencia había traicionado a su humildad y no era posible esconderla por más tiempo. Aquella intervención de Antonio sorprendió gratamente al provincial, que pensó en dedicarle inmediatamente al apostolado.

Su primer campo de acción apostólica fue la Romaña, región infectada por los herejes cátaros y patarinos. Antonio entró en liza con ellos, poniendo en juego todas las reservas espirituales acumuladas anteriormente en la soledad y sus extensos conocimientos teológicos y bíblicos. En Rímini encontró fuerte oposición de los herejes, que impedían al pueblo que asistiera a sus sermones. Entonces recurrió el Santo a la eficacia del milagro. Ante la apatía del público por la palabra de Dios fuese a orillas del Adriático y empezó a predicar a los peces, diciendo: «Oid la palabra de Dios, vosotros peces del mar y del río, ya que no la quieren escuchar los infieles herejes». A su palabra acudieron multitud de peces, que sacaban sus cabezas fuera del agua con grandísima quietud, mansedumbre y orden. Aquel milagro despertó gran entusiasmo en la ciudad, quedando corridos los herejes. Fue tan eficaz su acción apostólica contra los mismos, que los antiguos biógrafos le llamaron incansable martillo de los herejes.

Al cabo de unos años de apostolado eficaz fue nombrado Antonio profesor de teología. Cerciorado San Francisco de su sabiduría y santidad, convencido de la necesidad del estudio de sus frailes para el más completo desenvolvimiento de la Orden, envióle la siguiente carta: «A fray Antonio, mi obispo, fray Francisco, salud en Cristo: Me place que interpretéis a los demás frailes la sagrada teología, siempre que este estudio no apague en ellos el espíritu de la santa oración y devoción, según los principios de la regla. Adiós». Con el beneplácito del santo fundador fue San Antonio el primer Lector de teología que tuvo la Orden franciscana.

Poco duró su magisterio en el estudio de los franciscanos de Bolonia, por cuanto las necesidades generales de la Iglesia reclamaron su presencia en Francia, para combatir allí la herejía albigense. Santo Domingo había trabajado incansablemente para reducir a los herejes; pero, a pesar de su acendrado celo y de su actividad incansable, la herejía mostrábase cada día más pujante. Ante aquel peligro movilizó el Papa a todos los predicadores que por su celo, ciencia y santidad de vida fueran aptos para acometer una cruzada eficaz de apostolado, para persuadir a los herejes de la falsedad de su doctrina. Entre los escogidos figuraba San Antonio.
El primer puesto de batalla fue Montpellier, en donde enseñó Antonio sagrada teología a los religiosos de su Orden; de allí pasó a Toulouse para ejercer el mismo ministerio, que alternaba con el apostolado entre el pueblo. «Día y noche –dice Assidua– tenía discusiones con los herejes; exponíales con grande claridad el dogma católico; refutaba victoriosamente sus prejuicios; revelando en todo una ciencia admirable y una fuerza suave de persuasión que penetraba en el ánimo de sus contrarios.» De Toulouse pasó el Santo a Le Puy, Bourges, Limoges y Arlés. Por razón de ocupar el cargo de custodio de Limoges vióse obligado a asistir al Capítulo general convocado por fray Elías en Asís para el 30 de mayo de 1227, y en el cual fue elegido Antonio ministro provincial de Romaña, cargo que ejercitó con éxito hasta el año 1230. «A finales de 1229 mandó Dios a Padua –dice Rolandino– de los confines de la Hesperia y de los países de Occidente, esto es, de las tierras de Galicia, Sevilla y Lisboa, al hombre religioso y santo, célebre por sus virtudes y conocimientos literarios, arca del Antiguo Testamento y forma del Nuevo y, si me es lícito usar de esta expresión, poderoso en obras y palabras. Éste habitó con sus hermanos de Padua; pero espiritualmente habitaba en el cielo.» Por indicación del cardenal de Ostia se dedicó allí Antonio a la composición de sermones para todas las festividades de los principales santos y domínicas del año. La soledad y el retiro del convento de Arcella, cerca de Padua, invitaban al recogimiento y estudio, necesarios para llevar a término la composición de una obra de tan vastas proporciones. También se le atribuye una Exposición del Salterio y algunas otras obras.

Al llegar la Cuaresma suspendió Antonio el estudio para dedicarse de nuevo a la predicación. Era tan vivo el celo que devoraba su corazón, que se propuso predicar durante cuarenta días continuos, y lo llevó a cabo, a pesar de la maligna hidropesía que le aquejaba. Era tanto el fervor del pueblo por su persona, que se abalanzaban sobre él las gentes para recortar pedazos de su hábito. Con el fin de impedir estas escenas se dispuso que, terminado el sermón, desapareciera Antonio ocultamente o saliera escoltado por un piquete de hombres valientes que impidieran acercársele.
Consumido por el esfuerzo y la enfermedad retiróse San Antonio al eremitorio de Camposampiero. Junto al mismo había un espeso bosque y en él un nogal gigantesco con un tupido ramaje en forma de corona. El Santo, movido por divina inspiración, pidió por caridad que se le construyera una celdita entre la enramada del árbol, como lugar apartado y apto para la meditación. Aparte del sabor poético de la escena, ¿no encierra este hecho un poco de filosofía cristiana? Los monjes y los pájaros son hermanos. Las alondras y las tórtolas amaban a San Francisco, y es probable, aunque las Florecillas no lo cuenten, que los pajaritos no huían del árbol cuando Antonio subía en él. Los monjes y los pájaros son pobres y confían en la Providencia, que da a los unos las migajas de la caridad y a los otros los ligeros granos que levanta el viento; teje para los primeros un vestido glorioso con el oro de sus virtudes y prepara para los segundos un manto real con la variedad de su plumaje.
Un día la enfermedad que le aquejaba anunció un fatal desenlace. Recibidos los santos sacramentos, cantó Antonio un cántico a la Virgen mientras fijaba su mirada hacia un punto luminoso, invisible para los allí presentes, con una sonrisa beatífica en sus labios. El religioso que le asistía le preguntó en la intimidad qué cosa veía, a lo que respondió el Santo: «Veo a mi Señor». Después alargó los brazos, juntó las palmas de las manos en actitud humilde y alternaba con los religiosos en el rezo de los salmos penitenciales. Al terminar entró en un profundo éxtasis que duró media hora; vuelto en sí miró por última vez a los presentes, sonrióles y su alma santísima, desligada de los brazos de la carne, fue absorbida en los abismos de los resplandores divinos. Era viernes, día 13 de junio de 1231. Tan pronto como expiró los niños de Padua recorrieron la ciudad al grito de: «¡Ha muerto el Santo! ¡Ha muerto San Antonio!».

Dios quiso glorificar su sepulcro obrando por su intercesión gran número de milagros, lo que movió a las autoridades eclesiásticas a pensar en su canonización, lo que hizo el papa Gregorio IX aún no transcurrido el año de la muerte. El mismo Gregorio IX le concedió, al canonizarle, la misa de doctor, que ininterrumpidamente se ha celebrado en su fiesta, por los tesoros de la altísima sabiduría de que fueron testigos y panegiristas los Romanos Pontífices. Pío XII se hizo intérprete de esa tradición secular cuando el 16 de enero de 1946 le proclamaba doctor de la Iglesia, asignándole el título de Doctor Evangélico, por las Letras Apostólicas que empiezan con el siguiente elogio:

«Alégrate, feliz Lusitania: salta de júbilo, Padua dichosa, pues engendrasteis para la tierra y para el cielo a un varón que bien puede compararse con un astro rutilante, ya que brillando, no sólo por la santidad de su vida y gloriosa fama de sus milagros, sino también por el esplendor que por todas partes derrama su celestial doctrina, alumbró y aún sigue alumbrando al mundo entero con una luz fulgentísima».

San Antonio no ha perdido actualidad y su memoria es evocada constantemente por el pueblo cristiano, que ve en él al santo que resucita a los muertos, que cura las enfermedades, que está dotado del don de bilocación, que habla a los peces, que convierte a los herejes, que aligera el bolsillo de los ricos en provecho de los pobres necesitados, que asegura y multiplica las provisiones, que allana los obstáculos que dificultan el contraer matrimonio, que halla las cosas perdidas, que conversa amigablemente con el Niño Jesús. La experiencia cotidiana enseña que San Antonio no defrauda nunca la esperanza de sus devotos, que confían en su valimiento ante el trono del Altísimo.

Luis Arnaldich, OFM,San Antonio de Padua,en Año Cristiano, Tomo II,Madrid, Ed. Católica (BAC 184), 1959, pp. 634-642

ICONOGRAFIA:
Por regla general, a partir del siglo XVII, se ha representado a San Antonio con el Niño Jesús en los brazos; ello se debe a un suceso que tuvo mucha difusión y que ocurrió cuando San Antonio estaba de visita en la casa de un amigo. En un momento dado, éste se asomó por la ventana y vio al santo que contemplaba, arrobado, a un niño hermosísimo y resplandeciente que sostenía en sus brazos. En las representaciones anteriores al siglo XVII aparece San Antonio sin otro distintivo que un libro, símbolo de su sabiduría respecto a las Sagradas Escrituras. En ocasiones se le representó con un lirio en las manos y también junto a una mula que, según la leyenda, se arrodilló ante el Santísimo Sacramento que mostraba el santo; la actitud de la mula fue el motivo para que su dueño, un campesino escéptico, creyese en la presencia real.
San Antonio es el patrón de los pobres y, ciertas limosnas especiales que se dan para obtener su intercesión, se llama "pan de San Antonio"; esta tradición comenzó a practicarse en 1890. No hay ninguna explicación satisfactoria sobre el motivo por el que se le invoca para encontrar los objetos perdidos, pero es muy posible que esa devoción esté relacionada con un suceso que se relata entre los milagros, en la "Chronica XXIV Generalium" (No. 21): un novicio huyó del convento y se llevó un valioso salterio que utilizaba San Antonio; el santo oró para que fuese recuperado su libro y, al instante, el novicio fugitivo se vio ante una aparición terrible y amenazante que lo obligó a regresar al convento y devolver el libro.En Padua hay una magnífica basílica donde se veneran sus restos mortales.

13 may 2008

EL CRISTO DE SAN DAMIÁN
Descripción del icono por Richard Moriceau, o.f.m.cap.


El presente texto es el comentario de un montaje audio-visual, no comercializado, sobre el Crucifijo de San Damián.

El crucifijo de San Damián es un icono de Cristo glorioso. Es el fruto de una reposada meditación, de una detenida contemplación, acompañada de un tiempo de ayuno. El icono fue pintado sobre tela, poco después del 1100, y luego pegado sobre madera. Obra de un artista desconocido del valle de la Umbría, se inspira en el estilo románico de la época y en la iconografía oriental. Esta cruz, de 2'10 metros de alto por 1'30 de ancho, fue realizada para la iglesita de San Damián, de Asís. Quien la pintó, no sospechaba la importancia que esta cruz iba a tener hoy para nosotros. En ella expresa toda la fe de la Iglesia. Quiere hacer visible lo invisible. Quiere adentrarnos, a través y más allá de la imagen, los colores, la belleza, en el misterio de Dios.

Acojamos, pues, este icono como una puerta del cielo, que nos ha sido abierta merced a un creyente.
Ahora nos toca a nosotros saber mirarla, leerla en sus detalles. Ahora nos toca a nosotros saber rezar.

El de San Damián es, se dice, el crucifijo más difundido del mundo. Es un tesoro para la familia franciscana.

A lo largo de siglos y generaciones, hermanos y hermanas de la familia franciscana se han postrado ante este crucifijo, implorando luz para cumplir su misión en la Iglesia.
Tras de ellos, y siguiendo su ejemplo, incorporémonos a la mirada de Francisco y Clara. ¡Si este Cristo nos hablara también hoy a nosotros! Orémosle. Escuchémosle. Dirijámonos a él con las mismas palabras de Francisco:

«Sumo, glorioso Dios,ilumina las tinieblas de mi corazóny damefe recta, esperanza cierta y caridad perfecta,sentido y conocimiento,Señor,para cumplir tu santo y verdadero mandamiento» (OrSD).

Adentrémonos en la contemplación de Cristo

A la primera ojeada, descubrimos de inmediato la figura central: Cristo. Es el personaje dimensionalmente más importante. Tapa gran parte de la Cruz. Además, y sobre todo, se destaca sobre el fondo: Cristo, y sólo Él, está repleto de luz. Todo su cuerpo es luminoso. Resalta sobre los demás personajes, está como delante. Tras sus brazos y sus pies, el color negro simboliza la tumba vacía: la oscuridad es signo de las tinieblas.

La luz que inunda el cuerpo de Cristo, brota del interior de su persona. Su cuerpo irradia claridad y viene a iluminarnos. Acuden a nuestra mente las palabras de Jesús: «Yo soy la luz del mundo; el que me siga no caminará en la oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida» (Jn 8,12). Cuánta razón tenía Francisco cuando oraba: «Sumo, glorioso Dios, ilumina las tinieblas de mi corazón».Estamos ante un Cristo inspirado en el evangelio de san Juan. Es el Cristo Luz, y también el Cristo Glorioso. Sin tensiones ni dolor, está de pie sobre la Cruz. No pende de ella. Su cabeza no está tocada con una corona de espinas; lleva una corona de Gloria.

Nos hallamos al otro lado de la realidad histórica, de la corona de espinas que existió algunas horas y de los sufrimientos que le valieron la corona de Gloria. Mirándole, pensamos acaso en su muerte, en sus dolores, de los que aparecen varias huellas: la sangre, los clavos, la llaga del costado; y, sin embargo, estamos allende la muerte. Contemplamos al Cristo glorioso, viviente.
¿No nos recuerda que todos nuestros sufrimientos, un día, serán transformados en gloria?

Cristo denota también donación, abandono confiado en el Padre. Dice en el evangelio de san Juan: «... Yo doy mi vida... Nadie me la quita; yo la doy voluntariamente... Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos» (Jn 10,17-18; 15,13). He aquí al Cristo que se entrega, que se da. Parece ofrecerse, dispuesto a todo, confiado en el Padre.

¿No nos invita a seguir sus huellas, a entregarnos nosotros también, a dar la propia vida?

Es también un Cristo que acoge al mundo. Tiene sus brazos extendidos, como queriendo abrazar al universo.

Sus manos permanecen abiertas, como para cobijarnos y anidarnos en ellas. Están también abiertas hacia arriba, invitándonos a mirar, más allá de nosotros, en dirección al cielo. ¿No están abiertas también para ayudarnos, para sostener nuestros pasos y levantarnos tras nuestras caídas?

El rostro de Cristo

El rostro de Cristo es un rostro sereno, sosegado. En línea con la bella tradición de los iconos, tiene los ojos grandes, pequeña la boca, casi invisibles las orejas. ¿Por qué? En la contemplación del Padre, en el mundo de la Gloria, ya no hace falta la palabra, ni hay ya que escuchar. Basta con ver, con mirar, con amar. Como Cristo contemplando a su Padre.

Tiene los ojos muy abiertos. Miran a través nuestro a todos los hombres. Su mirada envuelve a quienes están cerca, a quienes le contemplan, pero está, a la vez, atenta a todos. «Ésta es mi sangre derramada por vosotros y por la multitud» (cf. Mt 26,28). Con su mirada alcanza a todas las generaciones, a los hombres de hoy, a todos los que serán. Viene a salvarlos a todos.

En resumen, estamos ante Cristo viviente, lleno de serenidad y de gloria, abandonado a su Padre y vuelto hacia los hombres. ¡He aquí al Cristo contemplado por Francisco!

La parte superior del icono

En primer lugar, de abajo arriba, una inscripción sobre una línea roja y otra negra, con las palabras: «Iesus Nazarenus Rex Iudeorum», «Jesús Nazareno, el Rey de los judíos». Este texto nos remite explícitamente al evangelio de san Juan (Jn 19,19). Los otros evangelistas dicen: «Jesús, el Rey de los judíos». El icono cita, pues, el texto de Juan con la palabra Nazareno. Un simple detalle, pero un detalle importante para Francisco. Nazareno es el recuerdo de la vida pobre, escondida y laboriosa de Jesús. Jesús trabajó con sus manos. El que está en la gloria, el que es toda Luz, pasó por la pobreza de Nazaret, por el trabajo humano.

Sobre el rótulo, un círculo. En el círculo, un personaje: el Cristo de la Ascensión.

Observemos su impulso. Se eleva. Parece subir una escalera. Abandona el sepulcro, representado en la oscuridad que cerca al círculo. Va hacia su Padre. Lleva en la mano izquierda una cruz dorada, signo de su victoria sobre el pecado. Alarga la mano derecha en dirección al Padre.
La cabeza de Cristo está fuera del círculo. Y eso que el círculo, en la iconografía, es símbolo de perfección, de plenitud. Pero la perfección y plenitud humanas no pueden abarcar a Cristo. Cristo rebasa toda plenitud. Por eso está su rostro por encima del círculo.
A izquierda y a derecha, unos ángeles. Miran a Cristo que entra en la gloria. Son rostros felices. Cristo se alegra con ellos, y sigue vuelto hacia todos, sin dejar de mirar al Padre. En su Ascensión y Gloria, Jesús prosigue su misión de Salvador.
El semicírculo del ápice de la cruz

Un círculo, del que se ve sólo la parte inferior. La otra es invisible. Este círculo simboliza al Padre. El Padre, conocido por lo que Cristo nos ha revelado de Él, sigue siendo, como dice Francisco, el incognoscible, el insondable, el todo Otro.

Por eso vemos sólo un semicírculo. El resto, nadie lo conoce. Es el misterio de Dios, incomprensible para nosotros hoy.

En el semicírculo, una mano con dos dedos extendidos. Es la mano del Padre que envía a su Hijo al mundo y, a la vez, lo recibe en la gloria.

Los dos dedos pueden tener un doble significado: recuerdan las dos naturalezas de Cristo, hombre y Dios. Así es el Hijo del Padre. O bien, indican al Espíritu Santo. Decimos en el Veni Creator: «Digitus Paternae dexterae»: «El dedo de la diestra del Padre». Así se denomina al Espíritu Santo. En su discurso de apertura del Concilio IV de Letrán, en tiempo de Francisco, Inocencio III habla del Espíritu Santo llamándolo dedo de Dios.

Asombra observar cómo este icono evoca el entero misterio de la Trinidad: Francisco no podía contemplar a Cristo sin asociar al Padre y al Espíritu. La contemplación de este icono le ayudó, quizás, a atisbar la plenitud de Dios.

¿Y nosotros? ¿Nos dejamos guiar por el Espíritu para calar en el misterio de Dios?


Los brazos de la cruz

Bajo cada mano y antebrazo de Cristo hay dos ángeles. La sangre de las llagas los purifica, y se derrama por el brazo sobre los personajes situados más abajo. Todos son salvados por la Pasión.
En los extremos de los brazos de la cruz, dos personajes parecen llegar. Señalan con la mano el sepulcro vacío, simbolizado por la oscuridad de detrás de los brazos de Cristo: ¿No serán las mujeres que llegan al sepulcro para embalsamar el cuerpo y a quienes los dos ángeles les muestran a Cristo Glorioso?
A los lados de Cristo
A los flancos de Cristo hay cinco personajes íntimamente unidos a Él. Estamos en el evangelio de Juan: «Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre María la mujer de Cleofás y María Magdalena» (Jn 19,25).

Acerquémonos a estos personajes, cuyos nombres figuran al pie de sus imágenes.

A la derecha de Cristo están María y Juan. Juan está al lado mismo de Cristo, como en la Cena. Él fue quien vio atravesar su costado y salir sangre y agua de la llaga, y quien lo atestiguó veraz (Jn 19,35).

María, grave el rostro, está serena: ningún rastro exagerado de dolor; la suya es realmente la serenidad de la creyente que espera confiada al pie de la cruz y cuya esperanza no queda defraudada. Acerca su mano izquierda hasta el mentón. En la tradición del icono, este gesto significa dolor, asombro, reflexión. Con la mano derecha señala a Cristo. Juan hace el mismo gesto y mira a María como preguntándole el sentido de los hechos.

¿No se contiene, en esta pintura y en estas actitudes, toda una enseñanza sobre el papel de María, que nos conduce a Cristo y nos ayuda a comprenderlo?

¿No entendió así Francisco el cometido de María? ¿Y nosotros? ¿Le reconocemos a María su verdadero papel: el de enseñarnos a conocer a Cristo?

Al flanco izquierdo de Cristo hay tres personajes: dos mujeres y un hombre. Cabe Cristo, María Magdalena y María, la madre de Santiago el Menor: las dos mujeres que llegaron primero al sepulcro la mañana de Pascua. Con la mano izquierda en el mentón, María Magdalena manifiesta su dolor, en tanto que la otra María, la madre de Santiago, le apunta con la mano a Jesús resucitado, invitándola a no encerrarse en su propio sufrimiento.

Junto a las dos mujeres, un hombre: el centurión romano que estuvo frente a Cristo y, al ver «que había expirado de esa manera, dijo: "Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios"» (Mc 14,39). Es el modelo de todos los creyentes. Parece sostener en su mano izquierda el rollo en el que estaba escrita la condena. Con su mano derecha, y sus tres dedos levantados, enuncia su Fe en Dios Trino: Padre, Hijo y Espíritu.Por encima del hombro izquierdo del centurión romano asoma una cabeza pequeñita, y detrás, como un eco, otras cabezas. ¿No será la multitud, todos los creyentes que venimos a contemplar a Cristo para entrar en su misterio y reavivar nuestra fe?
A los pies de María, un personaje más pequeño. Leemos su nombre: Longino. Es el soldado romano. Mira a Cristo, y sostiene en la mano la lanza que le traspasó el costado.

Al otro flanco, a los pies del centurión, otro personajito. Apoya la mano en la cadera, y parece mofarse de Cristo crucificado. Sus vestidos hacen pensar en el jefe de la sinagoga. Su rostro aparece de perfil. Detalle sorprendente en un icono, cuyos personajes generalmente están de frente con la cara iluminada. Este hombre no ha alcanzado todavía la luz de Cristo. Es menester que la otra parte de su rostro, la que no se ve, salga de la oscuridad y sea iluminada por la Resurrección.

A los pies de Cristo
En el pie de la cruz, a la derecha, hay dos personajes: Pedro, con una llave, y Pablo. Debía haber otros. El tiempo los ha borrado. Eran, quizá, santos del Antiguo Testamento, o san Damián, patrono de esta iglesita, tal vez también san Rufino, patrono de la catedral de Asís. La sangre de las llagas se difunde sobre ellos y los purifica.
Sobre Pedro, a media altura frente a la pierna izquierda de Cristo, un gallo en actitud desafiante. Evoca la negación, la de Pedro y las nuestras. Es el símbolo, igualmente, del alba nueva. Saluda con su canto los primeros rayos del sol y nos invita a todos a salir del sueño para adentrarnos en la luz de Jesús resucitado.

* * *

El Cristo de San Damián, recién contemplado, contiene una asombrosa densidad teológica. En él encontramos la evocación del Misterio Trinitario y la plenitud de Cristo, encarnado, muerto y resucitado. Unido a los suyos en el cielo por la Ascensión, sigue permanentemente vuelto hacia nosotros. Su Misión es salvarnos a todos. Estamos ante el Misterio Pascual total.
Cristo no está solo sobre la cruz. Está en medio de un pueblo, simbolizado en los personajes que lo rodean y atestiguan su resurrección. Hoy, también, sigue vivo en medio de su Iglesia. Invita, a quienes le contemplamos, a ser sus testigos.
¿Oímos su llamada?

* * *

Francisco miró, interrogó con detención a este crucifijo. Y se le convirtió en camino que lo condujo a la contemplación de su Señor. Fue el punto de partida de su Misión: «Ve y repara mi Iglesia».
Francisco, además, siempre se dejó educar por cuanto veía (la creación, los leprosos, sus hermanos...). ¿No aprendió mucho demorando con frecuencia su mirada reposada sobre este icono?
Su biógrafo Celano dice que este Cristo habló a Francisco. Ahora podemos comprender mejor el sentido de esta frase y dejarnos captar por Cristo, para participar también en la construcción de la Iglesia, tras las huellas de Francisco.
¡Que esta meditación nos ayude a amar al Crucifijo de San Damián, a este ICONO!
(tomado de Franciscanos.org)
LA «TAU», SÍMBOLO FRANCISCANO




La Tau «T» es la última letra del alfabeto hebreo. Decimonona letra del alfabeto griego, que corresponde a la que en el nuestro se llama «te». Pero es también una señal o signo, todo un símbolo.

San Francisco profesaba una profunda devoción al signo Tau, del que habla expresamente el profeta Ezequiel (9,3-6) y al que se refiere implícitamente el Apocalipsis (7,2-4). Con ella firmaba cartas y marcaba paredes, y sanaba heridas y enfermedades. En el ánimo de Francisco pudieron influir el discurso con que Inocencio III abrió el Concilio IV de Letrán, la cruz en forma de tau que llevaban los monjes antonianos sobre el escapulario, la liturgia y el arte sagrado, etc. Para el Santo, la Tau, como la cruz cristiana, era signo de conversión y de penitencia, de elección y de protección por parte de Dios, de redención y de salvación en Cristo.


Desde hace algunos decenios, se ha revalorizado el uso de la Tau en la familia franciscana; se la ve frecuentemente en libros, revistas, cuadros, etc., y la llevan sobre sí, como signo distintivo, muchos hermanos y hermanas tanto de la Primera como de la Tercera Orden, sea ésta religiosa o seglar. Para profundizar en su significado recogemos algunos textos:


Tratado de los milagros, de Celano: «La señal de la Tau le era preferida sobre toda otra señal; con ella sellaba Francisco las cartas y marcaba las paredes de las pequeñas celdas» (3 Cel 3).


Leyenda Mayor, de S. Buenaventura: «El hermano Pacífico... mereció ver de nuevo en la frente de Francisco una gran Tau, que, adornada con variedad de colores, embellecía su rostro con admirable encanto. Se ha de notar que el Santo veneraba con gran afecto dicho signo: lo encomiaba frecuentemente en sus palabras y lo trazaba con su propia mano al pie de las breves cartas que escribía, como si todo su cuidado se cifrara en grabar el signo tau -según el dicho profético- sobre las frentes de los hombres que gimen y se duelen (Ez 9,4), convertidos de veras a Cristo Jesús» (LM 4,9).
Cf. 2 Cel 106; 3 Cel 3 y 159; LM Pról 2; LM Milagros 10, 6 y 7; Lm 2,9; Ll 2.




Ezequiel 9,3-6: «Yahvéh llamó entonces al hombre vestido de lino que tenía la cartera de escribano a la cintura, y le dijo: "Recorre la ciudad, Jerusalén, y marca una tau en la frente de los hombres que gimen y lloran por todas las abominaciones que se cometen en ella". Y a los otros oí que les dijo: "Recorred la ciudad detrás de él y herid. No tengáis piedad, no perdonéis; matad a viejos, jóvenes, doncellas, niños y mujeres hasta que no quede uno. Pero no toquéis a quien lleve la tau en la frente. Empezad por mi santuario"».


Apocalipsis 7,2-4: «Luego vi a otro ángel que subía del Oriente y tenía el sello de Dios vivo; y gritó con fuerte voz a los cuatro ángeles a quienes se había encomendado causar daño a la tierra y al mar: "No causéis daño ni a la tierra ni al mar ni a los árboles, hasta que marquemos con el sello la frente de los siervos de nuestro Dios". Y oí el número de los marcados con el sello: 144.000 sellados, de todas las tribus de los hijos de Israel» (Cf. Ap 9,4).


Inocencio III en el Concilio IV de Letrán el año 1215: Después de describir la triste situación de los Santos Lugares hollados por los Sarracenos, el Pontífice lamentó los escándalos que desacreditaban el rebaño de Cristo y lo amenazó con los divinos castigos si no se enmendaba. Evocó la famosa visión de Ezequiel, cuando Yahvéh, agotada la paciencia, exclama con voz poderosa: «"Acercaos, vosotros que veláis sobre la ciudad; acercaos con el instrumento de exterminio en vuestras manos". Y he aquí que seis hombres llegaron con sendos azotes en sus manos. Entre ellos estaba un varón vestido de lino, con recado de escribir a la cintura. Y díjole Yahvéh: "Recorre Jerusalén, y señala con una TAU las frentes de los justos que se encuentren en ella". Y dijo a los otros cinco: "Recorred la ciudad tras él, y exterminad sin piedad a cuantos encontréis; mas no toquéis a ninguno que esté señalado con la TAU". "¿Quiénes son -continuó el Papa- los seis varones encargados de la venganza divina? Ésos sois vosotros, Padres conciliares, que, valiéndoos de todas las armas que tenéis a mano: excomuniones, destituciones, suspensiones y entredichos, habéis de castigar implacablemente a cuantos no estén señalados con la TAU propiciatoria y se obstinen en deshonrar la Cristiandad».- «En su discurso de Letrán, Inocencio III había señalado con el signo Tau a tres clases de predestinados: los que se alistaren en la cruzada; aquéllos que, impedidos de cruzarse, lucharen contra la herejía; finalmente, los pecadores que de veras se empeñaren en reformar su vida» (O. Englebert, Vida de S. Francisco de Asís. Santiago de Chile 1973, pp. 226 y 238).




EL SIGNO «TAU» (T)por Leonhard Lehmann, o.f.m.cap.


El pergamino de 14 por 10 centímetros que Francisco le regaló a fray León, está escrito por las dos caras. En el reverso de las Alabanzas de Dios se encuentra la siguiente bendición: «El Señor te bendiga y te guarde; te muestre su faz y tenga misericordia de ti. Vuelva su rostro a ti y te dé la paz. El Señor te bendiga, fray León».
Debajo de esta bendición de Francisco, fray León añadió en tinta roja las siguientes palabras: «El bienaventurado Francisco escribió de su propia mano esta bendición a mí, fray León». Y más abajo añade: «De manera semejante hizo de su propia mano este signo Tau, y la cabeza».
El texto de la Bendición a fray León (BenL) escrita por Francisco reproduce casi al pie de la letra la bendición de Aarón, del libro de los Números (Núm 6,24-26). Lo que Francisco añadió al texto bíblico-litúrgico fueron unas pocas palabras, pero muy importantes, por ser suyas propias: «¡El Señor te bendiga, fray León!» Francisco expresa con toda sencillez su deseo de bendición al atormentado compañero.






El signo «taw» - «tau» en la Biblia


En medio del nombre de fray León, entre la «e» y la «o» se encuentra el trazo vertical de la letra tau, cuyas líneas transversales son más cortas y finas.


El signo tau, poco conocido en la actualidad, es de origen bíblico. En Ezequiel 9,3-4 Yahvéh le dice «al hombre vestido de lino que tenía la cartera de escriba en la cintura» que marque con una taw la frente de los hombres que gimen y lloran por todas las prácticas abominables que se cometen en Jerusalén. En hebreo antiguo la taw tenía forma de cruz, a la manera de nuestra «T» mayúscula. Era la última letra del alfabeto hebreo, y quienes no sabían escribir la usaban como firma (cf. Job 31,35). También era una señal protectora, como la «señal de Caín» (cf. Gén 4,15) y la sangre con que los israelitas untaron las jambas de sus puertas la noche de la liberación de Egipto (Ex 12,7).


El sentido vétero-testamentario de la letra hebrea taw pasó en el Nuevo Testamento a la letra griega tau. San Juan tiene una visión en la que escucha el mandato dado a los cuatro ángeles: «No causéis daño ni a la tierra ni al mar ni a los árboles, hasta que marquemos con el sello la frente de los siervos de nuestro Dios». Los marcados con el sello fueron 144.000, de todas las tribus de Israel (Ap 7,2-8). Sólo podían dañar «a los hombres que no llevaran en la frente el sello de Dios» (Ap 9,4). Aquí no se cita expresamente la tau ni la cruz, pero se las da por supuestas. En todo caso, siempre se entendió este pasaje relacionado con el de Ez 9. Los Padres de la Iglesia vieron en el signo tau con que fueron marcados los salvados una imagen de la cruz, signo de salvación. En esta línea de la tradición, san Buenaventura interpreta a la luz de Ez 9,4 y de Ap 7,2 la predilección de Francisco por la tau. Echando una mirada retrospectiva a la vida de Francisco, considera que su misión fue la de «llamar a los hombres al llanto y luto, a raparse y ceñirse de saco y a grabar en la frente de los que gimen y se duelen el signo tau, como expresión de la cruz de la penitencia y del hábito conformado a la misma cruz» (LM Pról 2b; cf. LM 4,9; Milagros 10,6-7).


La tradición de la «tau» en tiempo de san Francisco



En esta devoción Francisco estuvo más influido por la tradición contemporánea que por la Sagrada Escritura. El simbolismo de la tau estaba de moda en su tiempo. Durante la inauguración del Concilio IV de Letrán (1215), el papa Inocencio III predicó sobre Ezequiel 9 y llamó a todos los cristianos a hacer penitencia bajo el signo de la tau, signo de conversión y señal de la cruz.
Los antonianos, que se dedicaban sobre todo a la atención de los contagiados por la peste, llevaban en el hábito la cruz antoniana, en forma de tau.


Como posibles fuentes pictóricas de la veneración de la tau hay que tener en cuenta sobre todo las ilustraciones de libros, especialmente las pinturas del canon. Se llama «pintura del canon» la página del misal en la que estaba pintado y adornado con una cruz el principio del canon latino: «Te igitur, clementissime Pater...» La «T» del «Te igitur» se convirtió con frecuencia en una cruz grande y polícroma, cuyo madero vertical se unía con el travesaño al igual que la «T» mayúscula, o subía hasta más arriba formando una cruz latina. Este segundo caso podemos verlo en el misal de San Nicolás, que Francisco, Bernardo y Pedro Cattani consultaron por tres veces, deseosos de conocer lo que Dios quería de ellos (cf. TC 28-29).


La «tau» trazada por Francisco




La taw hebrea, o la tau griega, estaban por tanto de moda. Para Francisco era, igual que la cruz, el signo de la salvación y de la redención. Y así como la salvación se llevó a cabo mediante la cruz, con sufrimientos y dolores, así también el discípulo de Jesús está llamado a seguir el camino de la cruz. De acuerdo con la llamada del Papa al inicio del Concilio, la tau fue para Francisco un signo especial de renovación y penitencia, que empleó en distintas circunstancias. «La señal de la tau le era preferida sobre toda otra señal; con ella sellaba las cartas y marcaba las paredes de las pequeñas celdas» (3 Cel 3).


Quien visite Fonte Colombo, el «Sinaí franciscano», podrá observar en la capilla de la Magdalena, a la izquierda del altar, una tau pintada en rojo en el intradós de la ventana. Con buenas razones, la tradición atribuye esta pintura a san Francisco. La terminación gruesa de los extremos del travesaño es una muestra de cómo se escribía a principios del siglo XIII. La tau tiene en ese lugar un significado muy apropiado, pues está indicando que Magdalena es la penitente.


Las taus iniciales de las «pinturas del canon» nos hablan claramente de la vinculación de la obra de la redención con la eucaristía. De esta vinculación, así como de la reforma eucarística deseada por Francisco, nos habla también la tau colocada por él como firma de la primera Carta a los Clérigos, que puede verse en el Misal de Subíaco. Por ello las ediciones de los escritos de Francisco deberían reproducir la tau al final de la 1CtaCle, como hacen al reproducir la BenL.


Esa manera de actuar de Francisco en las dos ocasiones citadas no es nada extraordinario; ya había actuado así antes. La tau es un signo preferido desde antes de dedicarle el pergamino a fray León. Precisamente por ello puede fray León entender la tau en el sentido en que la entiende Francisco y tener en gran estima, como un autógrafo, el pergamino que contiene la bendición. Lleva la letra manuscrita e inconfundible de Francisco.




La cabeza debajo de la «tau»


El dibujo que aparece en ese pergamino debajo de la tau no tiene un significado tan unívoco como ésta. El madero vertical de la tau parece salir de la boca abierta de una cabeza humana; es decir, la cruz brota como de la boca, lo cual podría ser una alusión a la proclamación de la conversión y de la cruz. Los contornos imprecisos del dibujo han dado pie a muchas interpretaciones, no siempre acertadas. Vale la pena tomar en serio dos de ellas, que son las que prevalecen hoy en día: una considera que el dibujo es la calavera de Adán; la otra afirma que es la cabeza de fray León.La Legenda aurea, compilada por el dominico Jacobo de Vorágine († 1298), transmite, entre otras, la siguiente leyenda, conocida desde la alta Edad Media y llena de profundo significado: la cruz de Cristo fue hecha con madera del mismo árbol en el que pecó Adán, y fue levantada en el mismo lugar en que se hallaba el sepulcro de Adán. Mediante la sangre que brotó de la cruz fue redimido Adán y, con él, todo el género humano. Esta interpretación de la relación entre la redención y el pecado original, teológicamente irreprochable, podemos encontrarla también en el arte. Desde el siglo VI el arte representa el tema de «Adán bajo el Gólgota». En la catedral de Espoleto puede verse un crucifijo pintado en 1180 que reproduce la siguiente escena: en el lado derecho e izquierdo del Crucificado están de pie María y Juan; bajo los pies de Cristo está pintada la calavera de Adán; la sangre que brota de las llagas de los pies de Jesús se derrama sobre la cabeza de Adán.


Si Francisco no había oído hablar de esta leyenda de la cruz, es bien probable que la conociera -hombre de aguda vista como fue- gracias a las obras de arte. Por eso lo más probable es que lo que dibuje debajo de la tau sea la calavera de Adán. Quería así, con su dibujo más bien insinuado que claro, manifestar que toda la descendencia de Adán había sido redimida por Jesucristo, el segundo Adán. «También tú, hermano León -le dice-, eres uno de los redimidos».


El dibujo puede entenderse, así mismo, como una reproducción de la cabeza de fray León. Y esto sería exactamente igual de significativo, pues es a él personalmente a quien Francisco bendice. Refiriéndose a Ez 9 y Ap 7, Francisco entiende la tau como el sello de los elegidos. Quien vive en esta vida bajo el signo de la conversión (tau), está marcado, ya desde ahora, en calidad de siervo de Dios, con el sello de los salvados (tau). Francisco quería consolar al atribulado León, asegurándole: «El sello de la cruz está marcado sobre tu frente, pues formas parte de los auténticos convertidos y, por tanto, de los que serán salvados».


Estas dos interpretaciones pueden armonizarse entre ellas. No se excluyen, sino que se complementan. Puesto que la humanidad ha sido redimida por Cristo, también León ha sido redimido. Es un pecador, como Adán, pero lo limpia la sangre del Redentor. Es uno de los «varones penitentes de la ciudad de Asís» (TC 37c) y, como Francisco, vive bajo el signo de la tau, de la conversión y de la redención, de la solidaridad y la oración en común. Bendiciendo personalmente a fray León y trazando sobre él el signo de la cruz, le expresa y le entrega la fuerza salvadora que brota de ese signo de salvación.


Tal como fray León interpretó el dibujo de debajo de la bendición, las palabras y los hechos de Francisco fueron para él un signo de consuelo. Y lo son también para nosotros. Aunque no llevemos grabadas visiblemente las llagas del Crucificado, como Francisco, sí las llevamos internamente. A todo aquel que se deja herir en nombre de Cristo y carga con su cruz, Francisco le dice lo mismo que le dijo a fray León: «También tú estás marcado con la cruz de Cristo y, por tanto, bendecido. Eres propiedad de Dios y estás bajo su protección».




Así, todos los que procuran seguir a Cristo en las dificultades de la vida, pueden percibir cómo la bendición de san Francisco va también dirigida a ellos y cómo los marca con la tau. Y cada uno y cada una puede considerar: «Esta tau es la cruz, el signo de Jesucristo, el Cordero sacrificado. Mediante su cruz he sido salvado también yo. Puedo contarme entre los que han sido marcados con ella...» (H. Holtz).

[De L. Lehmann, O.F.M.Cap., Del tú de Dios al tú del hermano. La Bendición a fray León (BenL),en Selecciones de Franciscanismo, vol. XXIII, n.º 68 (1994) 191-200]


(Tomado de Franciscanos.org)

12 may 2008

Historia de la Fraternidad


JUVENTUD FRANCISCANA “FRAY LEON”
Historia de Nuestro Caminar dentro del Movimiento


La Juventud Franciscana “Fray León”, surge de la inquietud de un grupo de jóvenes del Colegio “Fray Bernardino de Cárdenas”, lo cuales luego de recibir el sacramento de la Confirmación pasan a dar Catequesis en el mismo colegio, y a fin de poder buscar mas opciones para continuar el camino que Jesús nos propone, es que buscan crear una fraternidad de la Juventud Franciscana en el Colegio “Fray Bernardino de Cárdenas”.

Así nace la Juventud Franciscana “Fray León”, un 11 de Octubre de 1995, contando con el apoyo del Hno. Julio Lazarte O.F.S., y de Fray Orlando Cabrera O.F.M., logrando dar inicio a la fraternidad con once jóvenes, la lista de integrantes era la siguiente:

- Teddy Daza
- Renan Quiroz
- Patricia Aguirre
- Angela Daza
- Lizandro Quisbert
- Wilmer Chura
- Juan José Tapia
- Luís Fernando Dávalos
- Elizabeth Orellana
- José Checa
- Jaime Villamil
- Marcelo Garcia

Así empezamos nuestra caminar con la “Toma de la Tau”, recibiendo la misma de quien era nuestro Asesor Religioso Fray Orlando Cabrera O.F.M., donde empezamos a recorrer el camino de la Juventud Franciscana, así llegamos a participar del Capitulo Nacional de la Juventud Franciscana de Bolivia en Diciembre de 1995, siendo la primera experiencia de poder compartir con otros jóvenes el espíritu franciscano que llevábamos, repitiendo esta experiencia durante muchos años.

Al principio tuvimos un caminar algo complicado, pues al ser una fraternidad nueva y sin experiencia en ninguno de nosotros de lo que era el manejar un grupo nos costo el hacer comprometer a las personas en el trabajo de la fraternidad, así fuimos creciendo en cantidad de personas y también en calidad, en cantidad porque llegamos en un momento a tener 60 jóvenes en la fraternidad, lo que nos hizo ser la fraternidad mas numerosa de Bolivia, y en calidad porque empezamos a relacionarnos con todo tipo de instituciones que trabajan con jóvenes y también a trabajar desde un principio con la Pastoral Juvenil Arquidiocesana de La Paz, participando también de los Cursos Nacionales y Regionales de la Jufra.

Durante todo este camino tuvimos muchas actividades interesantes, cabe resaltar algunas que si marcaron a nuestra fraternidad:

Nuestro inicio, porque hubo un momento donde solo éramos tres personas en las reuniones, pero con el tiempo y esfuerzo de cada uno llegamos a ser 60 jóvenes, tanto que ya no existía espacio para que todos estén sentados cómodamente.

Cuando recogimos ropa para navidad, porque cada uno trajo ropa de su casa, fuimos y tocamos puertas para poder reunir la cantidad de 15 saquillos de ropa y 2 de calzados, siendo toda una aventura el poder llevarlos a Sorata, para entregárselos a la gente allá.

El tratar de realizar una cena de navidad para los pobres, pues realizamos una fiesta para esto, pero no recaudamos lo suficiente para la cena, así que la cena se convirtió en una chocolatada para todos los pobres.

Nuestras peregrinaciones en Semana Santa al Santuario de Copacabana, lo realizamos alrededor de 5 años seguidos, donde colaborabamos en las actividades de Semana Santa que se realizaban en el Santuario de la Virgen, en las celebraciones liturgicas, procesiones, vigilias y otros.

Los retiros en el aniversario de nuestra fraternidad, cada año en el mes de octubre realizábamos un retiro con la fraternidad, para revisar nuestro caminar como jufra durante todo ese año.

El poder colaborar con la catequesis, esto lo hacemos aun en el colegio “Fray Bernardino de Cárdenas”, fue y es uno de los pilares de la fraternidad la cual hasta el momento seguimos haciendo, logrando que esta actividad también pueda ayudar en la formación de los jóvenes de nuestra fraternidad.

Ser la primera fraternidad en poder contar con un Asesor Laico, generalmente las fraternidades antes solo contaban con un Asesor Religioso, pero a veces por sus ocupaciones no participaba de la fraternidad, es por eso que el Hno. Julio Lazarte O.F.S. fue nuestro primer Asesor Laico, el cual fue el gran impulsor de la fraternidad, quien siempre nos daba los ánimos para seguir adelante cuando nuestros no todo anda bien o estábamos decaídos.

El salir a recolectar dinero para los ancianos, esto gracias a la Fundación Horizontes que trabaja con los ancianos, los cuales una vez al año realizaban la recolección de dinero para realizar actividades con los ancianos, esto lo realizaban tres días seguidos, donde cada uno de nosotros participo de esta actividad como voluntarios, para luego ya encárganos de la organización de esta Campaña. Esta actividad la realizamos durante 4 años consecutivos.

Y muchas más actividades como las convivencias, encuentros de Pastoral Juvenil, organizar encuentros deportivos y otros que serian muy largos para contar, todo esto gracias al impulso de todos los jufristas de nuestra fraternidad.

Pero ya para el 2002, por problemas fuera de nuestro alcance se tuvo que lamentar el cierre de nuestra fraternidad, a pesar de todos los esfuerzos que realizamos para que esto no ocurra.

Hasta que en marzo de 2006, gracias al impulso de 11 jóvenes y con el apoyo de Fray Orlando Cabrera O.F.M., la fraternidad vuelve a reabrirse, con los siguientes integrantes.

- Renan Poma
- Amparo Sanchez
- Marianela Lujan
- Cristian Duran (Q.E.P.D.)
- Teddy Daza

- Antonio Ergueta
- Victor Villarreal
- Jesús Gonzales
- Jhonny Hinojosa

- Francisco Ríos
- Fresia Iturri

Es así que retomamos el caminar en la Juventud Franciscana, ya con más fuerza y experiencia, lo que nos lleva a conformar una fraternidad sólida y con muchas ganas de trabajar y vivir la Espiritualidad de Cristo y de nuestro hermano Francisco.

También retomamos el caminar en la Pastoral Juvenil Arquidiocesana participando activamente en ella, tanto en los cursos de formación que brinda, como en todas sus actividades.

El espíritu de comunicar el amor de Cristo lo desplegamos colaborando con la Catequesis del Colegio “Fray Bernardino de Cárdenas”, donde participa un 80 % de la fraternidad.

Estamos muy ligados a la Familia Franciscana, mediante el Movimiento Franciscano “Justicia y Paz”, donde participamos activamente.

Tenemos un plan de formación y actividades, el cual realizamos y evaluamos cada seis meses, donde esta detallado todas las actividades y temas por llevar en nuestra formación. También tenemos dos retiros al año, donde aprovechamos para poder viajar a algún lugar, y así poder unir los lazos de fraternidad entre todos los jufristas.

En el mes de enero culminamos la primera etapa de formación de la Juventud Franciscana de Bolivia, la cual es la “Toma del Evangelio”, donde 20 jóvenes jufristas de la fraternidad recibieron el Evangelio de nuestro Asesor Religioso Fray Orlando Cabrera O.F.M., comprometiéndose a poner en practica el evangelio en sus vidas.


También tuvimos la oportunidad de participar del II Encuentro Latinoamericano de Jufra, que se realizo en Asunción-Paraguay, donde nuestro hermano de fraternidad Camilo Mollinedo participo, como parte de la delegacion de Bolivia.

Contamos con mas de 30 jóvenes en la fraternidad, lo cuales estan comprometidos en el caminar de la Juventud Franciscana

Ahora estamos preparándonos para la toma de la segunda etapa de la fraternidad, la cual es la “Toma de la Tau”, donde todos estamos poniendo nuestro empeño para completar esta etapa.

El actual Consejo, que guia el caminar de la fraternidad es el siguiente:

Asesor Religioso: Fray Orlando Cabrera O.F.M.
Asesor Laico : Teddy Daza
Animador : Adderly Contreras
Co-Animadora : Patricia Balderrama
Secretaria : Yascara Mollinedo
Ecónomo : Jhonny Hinojosa

Esperamos continuar muchos mas años para poder comunicar el espiritu de fraternidad que nos enseño Jesús y nuestro Hermano Francisco, para que mas jóvenes puedan sentirlo, y nos acompañen en este camino que estamos recorriendo, siempre pensando que “Jesús murio con los brazos abiertos, para que nosotros no vivieramos con los brazos cruzados”.

Paz y Bien Hermanos

Material de Formacion algo que nos faltaba

Algo que nos faltaba era el material de formacion, pues ninguna fraternidad de jufra esta completa si no tiene este material, ya sea franciscano, catolico u de otro tipo. Aca trataremos de dotarles de ese material, tratando de hacer enfasis en el material franciscano, para poder nutrirnos mas de nuestra espiritualidad, trataremos de publicar todo aca, o si no lo haremos mediante links.
Espero de verdad que pueda servirles todo este material.